domingo, septiembre 19, 2010

Vampiros.

Creo que en este punto la increíble popularidad de Crepúsculo y demas arrimadijos es incuestionable. La fascinación por estas míticas criaturas, lo humano por sobre lo humano no es nueva y hasta cierto punto ha permanecido en nuestras mentes gracias a las distintas representaciones que los medios han hecho de ellos: música, cine, televisión, literatura. Drácula de Bram Stoker, Drácula en Scooby Doo, Buffy la Cazavampiros, Angel, entre otras. Pero hay algo en Crepúsculo, algo no tan sútil sino más bien evidente, un ingrediente cuyo efecto primario es provocarme una profunda repugnancia. JAJAJAJAJAJA. Esta bien, sé la increible cantidad de seguidores de la saga, debatiéndose entre seguir a un vampiro lleno de brillantina, como si fuese un hada de los bosques o un hombre lobo lampiño con una peluca rara que a la menor provocación se descamisa.

Esta palabrería es para dar contraste a la imagen, si bien adaptada, que los vampiros tuvieron antes de que Vampire Diaries irrumpiese en la TV y Crepúsculo en el cine (desgraciadamente el libro no tuvo tanto impacto antes de ello).

ESTO ES UN VAMPIRO:

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